El conglomerado chino vive un gran momento con sus marcas, las cuales ha sabido potenciar de manera indicada para darles un carácter global, cometido en que ha sido clave su propiedad en Volvo, pues el fabricante sueco le ha transferido buena parte de su conocimiento ingenieril para hacerlas cada vez más competitivas.
Las marcas chinas han sabido como ninguna otra acelerar el paso y acortar camino en la industria mundial. Es cierto que varias se han quedado en el intento, pero otras tantas, de aspiraciones globales serias, han encontrado la fórmula para hacerse un nombre. Sin duda, es el caso de Geely, que desde que nació en 1997 no ha parado de crecer, transformándose en dueña de Volvo, Polestar, Lotus, Proton y la marca norteamericana de autos voladores Terrafugia, así como también en productor de los icónicos taxis londinenses. Hoy, además, posee una marca propia llamada Lynk & Co y es el mayor accionista de Daimler, propietario de Mercedes-Benz.
Un verdadero gigante automotriz, que el año pasado anotó 2,15 millones de unidades comercializadas en el mundo, con un crecimiento de 18,27% respecto del ejercicio anterior, cifra que seguirá inflándose, pues para 2020 apuesta a llegar a los tres millones de autos producidos -de los cuales casi un 70% serán Geely– e inscribirse en el top 10 de las ventas mundiales.
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Clave en sus aspiraciones es Volvo, la gallinita de los huevos de oro, que le ha dado al grupo del Dragón Asiático la consistencia suficiente para plantarse de igual a igual en el mercado mundial. Y es que el fabricante sueco hoy por hoy aporta buena parte de sus desarrollos a las marcas Geely y Lynk & Co, más allá de que luego se les dé perfiles muy distintos a cada una.
Según el conglomerado chino, mientras Volvo es su marca de lujo global, Lynk & Co es una firma premium, también de carácter internacional, pero con un enfoque más juvenil y tecnológico. La misión de Geely, por su parte, es hacer autos sofisticados al alcance de todos.
» De la G a la V
Geely hoy vive una nueva era, que se expresa a través de un renovado lenguaje de diseño, una mejorada performance y tecnología nunca antes vista en el fabricante asiático. Upgrades en los que se nota el aporte de los suecos.
Su apuesta estética hoy es moderna, elegante y dinámica. Según el británico Guy Burgoyne, jefe de Geely Design Shanghai, “toma ciertos elementos globales y los combina con toques chinos, los cuales, por supuesto, no son los clichés”. Adentro hay una atmósfera de mayor sofisticación, con materiales de nueva factura y buenos acabados, que se mezclan con una mayor dotación tecnológica.
La gran protagonista, sin embargo, es la arquitectura modular (CMA), desarrollada por Volvo, sobre la cual hoy se montan los modelos compactos del grupo, como los SUV Geely FY11 y Lynk & Co 01, además del laureado Volvo XC40. Esta plataforma, al igual que otras del grupo, puede acoger distintas carrocerías y motorizaciones (algunas de ellas provenientes de Volvo). De ahí que también sea la base del Polestar 2, un sedán eléctrico que promete 500 kilómetros de autonomía
Dicha transferencia tecnológica de los suecos a los chinos, junto con desarrollos propios, le ha permitido al grupo asiático disponer de un pool de marcas atractivas a los ojos de un consumidor global. Lynk & Co es prueba de ello, siendo considerada la “marca de autos que más rápido crece en el mundo”. Cerró 2018, su primer año de ventas, con más de 120.000 unidades comercializadas. Todo un récord.